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Cien años después del estreno de «La transformación», esta obra emblemática del expresionismo alemán –convertida ya en un clásico– sigue llamando la atención porque en ella convergen la escritura desatada del radicalismo político, un estilo en el que se mezcla lo onírico y el realismo más descarnado, y una estética de lo grotesco inserta en un radical romanticismo.
El teatro de Ernst Toller (1893-1939) trató de dar forma a algunos de los grandes conflictos de la época revolucionaria que caracterizan el primer cuarto del siglo XX: desde los problemas derivados de la industrialización y el maquinismo hasta la configuración de un nuevo horizonte social, pasando por la tensión dialéctica entre lo individual y lo colectivo, la reflexión sobre la violencia y la estructura de una moralidad humanista contraria a la razón instrumental del capitalismo, temas que abordan las dos obras que completan el volumen: «Hombre-Masa» y «¡Hurra, estamos vivos!»
De la mano de César de Vicente Hernando, que en la introducción nos ofrece una muy interesante y muy completa panorámica de la vida y obra de uno de los dramaturgos más importantes de las letras europeas en el siglo XX, así como una muy sugerente genealogía del movimiento, nos llega este magnífico volumen, en el que también participan, y de forma tan activa como necesaria, Carmen Vázquez de Castro y Santiago Sanjurjo Díaz. Ella y él son los responsables, respectivamente, de la traducción de los dos primeros y del último de los títulos editados.
Teatro expresionista incluye tres: La transformación (1919), Hombre-Masa (1921), y ¡Hurra, estamos vivos! (1927). Tres nuevos textos de Toller que se suman a los dos que ya había publicado esta misma casa en 1991, Los destructores de máquinas (1922) y Hinkemann (1923), y que suponen una parte muy significativa de su obra dramática escrita en Alemania. Pues como es sabido, en 1933, perseguido por el régimen nazi, Toller decide sumarse al exilio provocado por el terror de aquel régimen, causa última de su muerte, aunque en la misma también tuviera algo que ver el régimen amigo instaurado en España por militares traidores y sin honor, que tanto dolor le causaría.
Ernst Toller, que había escrito algunos de sus textos en prisión, debido a su activa participación en la Revolución Bávara de 1918, nos deja a la edad de 46 años, siendo uno de los más destacados autores del expresionismo alemán. Estamos ante una tendencia artística y literaria que emerge en Europa a finales del primer decenio del siglo XX y que contaminará la obra de un buen número de escritores que muestran en su obra la desazón del ser humano ante un mundo en constante cambio y muy marcado por la deshumanización, el maquinismo, una nueva industrialización más salvaje que la anterior, o el impacto emocional y vital de la primera gran guerra mundial, todo lo cual genera un notable desvalimiento de la condición humana.
Los tres textos que nos llegan son fundamentales en la obra de Toller, que con Georg Kaiser es uno de los máximos exponentes de una tendencia en la que también encontramos otros textos de autoras como Sophie Anita Treadwell (Machinal, 1928), o de autores como Elmer Rice (The Adding Machine, 1923), el primer Eugene O’Neill (Emperor Jones, 1920), pero también de Oskar Kokoschka (Mörder, Hoffnung der Frauen, 1909) o Walter Hasenclever (Der Sohn, 1914), dos precursores importantes. Un movimiento al que J. L. Styan dedicará en 1983 un estudio muy notable, Modern Drama in Theory and Practice: Volume 3, Expressionism and Epic Theatre, que en su título señala un tránsito especialmente relevante, y que se puede percibir en este volumen.
Pues si bien es cierto que la autora y los autores antes mencionados tradicionalmente se vinculan al movimiento expresionista, en los tres textos que nos llegan se produce una importante transición. Los dos primeros se asientan claramente en esa clave artística, en tanto el tercero ya se orienta en otra nueva, la que se conoce como Nueva Objetividad (Neue Sachlichkeit), un movimiento que propone un viraje entre la visión individual y la mirada crítica de la colectividad, y que se dejará sentir en la obra de artistas plásticos como Otto Dix o Georg Grosz, y en la de artistas escénicos como Erwin Piscator y Bertolt Brecht, abriendo los caminos del drama documental y del drama épico, en cierta sintonía con la factografía soviética que emerge hacia 1929. En esa dirección, y como bien mostró Marco De Michelli en su estudio sobre las vanguardias artísticas del siglo XX, bueno será no perder de vista ese tránsito, que también se muestra en la obra pionera de Ramón del Valle-Inclán, en títulos tan notables como En la luz del día (1917). Por eso mismo, la obra de Toller adquiere un valor mucho mayor, en tanto refleja cambios artísticos y poéticos substantivos.
En todo caso estamos ante tres textos magníficos, que, de seguir cuanto ha escrito el profesor Robert Abirached sobre la crisis del personaje en el teatro moderno y muy especialmente en el pasado siglo, marcarían la crisis del sujeto social y político, tanto en el plano individual como colectivo, y buen ejemplo de ello es el tercero de los textos, presentado con un título lleno de desilusión e ironía, ¡Hurra, estamos vivos! En esa dirección, estamos ante tres obras que tienen una poderosa fuerza para interrogar el presente, o para interrogarnos a nosotros mismos en este nuestro presente. Y en consecuencia debemos felicitar al editor del volumen, a la traductora y al traductor, así como a los responsables de la colección por su sabia decisión, muy especialmente a Juan Antonio Hormigón. Traer a Ernst Toller al castellano es un acto de reparación y justicia ante un autor que tanto quiso y tanto dio por la causa de la Segunda República, pero también por ser una referencia fundamental en la historia de la literatura dramática universal. Y, por eso mismo, supone una contribución muy notable a nuestro repertorio. Magnífica iniciativa y espléndido el resultado. La traducción suena especialmente bien.
Manuel F. Vieites
Edición de César de Vicente Hernando
Traducciones de Carmen Vázquez de Castro y Santiago Sanjurjo Díaz
Madrid, 2018. 354 págs.
ISBN: 978-84-17189-18-1