
14,00€
«Diana de Dobson» de Cicely Hamilton
«Edith» de Elisabeth Baker
«La sartén y el cazo» de Cicely Hamilton y Christopher St. John
«El despertar de la señorita Appleyard» de Evelyn Glover
«El discurso de Lady Geraldine» de Beatrice Harraden
«Un desfile de grandes mujeres» de Cicely Hamilton
«En la verja» de Alice Chapin
«Cómo se ganó el voto» de Cicely Hamilton y Christopher St. John
La defensa del derecho al voto para las mujeres a comienzos del siglo XX en Reino Unido tuvo en el teatro el arma de propaganda política más útil, por la visibilidad e inmediatez de su mensaje. Las sufragistas conquistaron el espacio público del escenario no solo como actrices o escritoras; también crearon compañías y escalaron posiciones en la gestión de los teatros para llegar a controlar el proceso teatral.
Este volumen presenta ocho obras teatrales escritas por algunas de las autoras más representativas de este movimiento, como Cicely Hamilton, Elizabet Baker, Christopher St. John, Evelyn Glover, Beatrice Harraden y Alice Chapin. Los problemas laborales de las mujeres, las posiciones antisufragistas y la lucha por el voto recorren estos textos, frecuentemente teñidos de humor y de ironía, que la profesora Verónica Pacheco Costa ha reunido y vertido ahora por primera vez al español.
La creación dramática sufragista es uno de los fenómenos más interesantes en la historia de la literatura, pues supone la irrupción en la esfera pública de figuras, problemáticas y cuestiones especialmente relevantes en el ámbito de lo social, lo cultural, lo económico o lo político. Y lo que es más importante todavía: implica la emergencia de nuevas voces, perspectivas, miradas, posiciones, formas de ver y decir el mundo, de quererlo, si bien no debamos olvidar que Margaret Thatcher fue lo que fue.
En primer lugar, supone la irrupción definitiva de la mujer en el parnaso literario, y con todas sus consecuencias. Abandonados los pseudónimos, las autorías compartidas y otros subterfugios para no ganar demasiada visibilidad en un mundo dominado por la clase masculina, ese movimiento dramático supone el inicio de una lucha permanente por la visibilidad de la mujer, pero también por la independencia personal, vital y económica.
En segundo, lugar implica situar en escena una problemática especialmente relevante, cual era el del derecho al voto, que tiene más implicaciones que las derivadas de depositar una papeleta en una urna, ya que al final supone reconocer en la mujer su naturaleza de sujeto social y político, en igualdad de condiciones ante el hombre. Recordemos que en la lucha por el derecho al voto se produce el paso del sufragio censitario al sufragio universal, que llega a finales del siglo XIX, y que en esa lucha en principio no se incluye a las mujeres, quienes han de armar su propia guerra de ideas generando un movimiento que se extenderá por diferentes países, mostrando una notable fuerza en Inglaterra, Estados Unidos de América o Alemania.
En tercer lugar, implica el inicio de una lucha permanente a favor de la conversión de la mujer en sujeto de la creación cultural, y en nuestro caso de la creación teatral, y así aparecen las primeras compañías de mujeres, las primeras asociaciones de escritoras o actrices, o las primeras directoras de escena, como Edith Craig o Hazel MacKaye, responsable esta última de muy notables presentaciones escénicas (“performances”) a favor del sufragio universal femenino, y en defensa de los derechos civiles.
De esa forma la creación dramática sufragista no solo defendía el voto sino que reclamaba la plena incorporación de la mujer a la esfera pública. Entre los países en los que esa tendencia literaria cobró especial fuerza, pues la lucha también lo fue y a veces especialmente virulenta, están Inglaterra y los Estados Unidos de América. Y en algunas de sus propuestas tenemos un claro antecedente de lo que pocos años después comenzará a conocerse como “agit-prop”, especialmente en la Unión Soviética, pero también en los Estados Unidos, en donde existió un notable movimiento teatral de filiación comunista y anarquista, muy especialmente en los años veinte y treinta del pasado siglo. Habrá que decir que del mismo modo en que se presentaron y publicaron textos en defensa del voto femenino, también se generó un importante movimiento antisufragista con su propia literatura y ya desde mediados del siglo XIX, cuando las voces de Susan Brownell Anthony o Lucy Stone inician la lucha por la igualdad de derechos.
De Inglaterra, precisamente, nos llega este magnífico volumen editado por Verónica Pacheco Costa que contiene un total de ocho piezas dramáticas, que representan lo mucho que dio de sí escribir sobre un tema tan candente y que tantos enfrentamientos provocó. Los textos seleccionados son Diana de Dobson, de Cicely Hamilton; Edith, de Elisabeth Baker; La sartén y el cazo, de Cicely Hamilton y Christopher St. John; El despertar de la señorita Appleyard, de Evelyn Glover; El discurso de Lady Geraldine, de Beatrice Harraden; Un desfile de grandes mujeres, de Cicely Hamilton; En la verja, de Alice Chapin, y Cómo se ganó el voto, de Cicely Hamilton y Christopher St. John, y diremos que tras el nombre de este último autor, en realidad está Christabel Gertrude Marshall, quien fuera secretaria de Ellen Terry y activa militante en Actresses’ Franchise League, colectivo de actrices sufragistas.
De todas ellas, quisiera destacar la titulada El despertar de la señorita Appleyard, que en su título parece hacer referencia a lo que años después conocemos como “concienciación”, pero también Un desfile de grandes mujeres, en las que se pone en valor la trayectoria de figuras históricas como Hipatia, Lady Jane Grey, Teresa de Ávila, Jane Austen, Catalina de Rusia, Isabel de Castilla o Juana de Arco. Una propuesta que años después recupera, en una dirección diferente pero con una finalidad similar, Caryl Churchill en su magnífico Top Girls (1982). Entre todas las autoras convocadas destaca Cicely Hamilton, pues es la que desarrolla una carrera larga y fructífera en el campo teatral, a pesar de que ocupe un lugar secundario en las historias de la literatura.
Una iniciativa magnífica, que seguramente se podría complementar con un nuevo volumen sobre el teatro sufragista norteamericano, en el que destacaron autoras como Charlotte Perkins Gilman, Inez Milholland Boissevain o Salina Solomon, entre muchas otras. A la vista del magnífico trabajo de Verónica Pacheco Costa como editora y traductora en esta primera propuesta, a buen seguro que la segunda, de concretarse, sería igualmente notable y del mismo modo necesaria. En un año en que el movimiento feminista recobra el pulso de forma evidente, este libro no deja de ser un recordatorio de lo que cuesta la lucha contra la sumisión y la dependencia, en favor de la emancipación.
Manuel F. Vieites
Edición y traducción Verónica Pacheco Costa
Madrid, 2018. 300 págs.
ISBN: 978-84-17189-07-5