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Recientemente admitida por los críticos dentro del corpus dramático de William Shakespeare, «Eduardo III» se encuentra dentro del ciclo de las obras históricas y centra su atención en la figura de uno de los grandes monarcas ingleses medievales. La obra plantea una conexión entre dos grandes temas: el amor y la guerra, ambos relacionados con el control, el uso y abuso del poder.
El 5 de julio de 2005 se presentó en el Teatro Español, en una lectura dramatizada, la primera traducción al español de la obra inédita en nuestra lengua Eduardo III de William Shakespeare. No cabe duda de que tal evento fue una ocasión de júbilo y de celebración para los amantes del teatro de uno de los más grandes dramaturgos de todos los tiempos. Pero si el encuentro primigenio viva voce con un texto polémico en múltiples aspectos como lo es el de Eduardo III,fue todo un evento en nuestro país, es todavía aún más satisfactorio tener entre las manos la traducción y la edición de la obra a cargo del profesor Antonio Ballesteros González. En efecto, se trata de un texto que, para los que tuvimos el privilegio de asistir a su dramatización, se convierte en un elemento imprescindible para contextualizar la cronología, los avatares de la recepción crítica y las complejidades de una obra cuya autoría fue puesta en duda por muchos expertos desde su impresión a finales del siglo XVI. En este mismo sentido, es importante señalar que la labor de edición y traducción del texto dramático es encomiable por su rigor, seriedad y erudición y todo ello la convierte sin duda alguna en la obra de referencia más importante en lengua española sobre Eduardo III . Una vez más hay que congratularse de que se haya hecho posible este proyecto porque esta pieza teatral tan sólo se había traducido al italiano y sólo contábamos con dos ediciones críticas de la misma en la lengua de Dante y en inglés. Por lo tanto, la presente edición es, a la luz de estos datos, la única obra en español que nos permite acceder de forma fiable no sólo a la historia de la recepción crítica sino al mismo texto, puesto que Ballesteros nos ofrece una traducción absolutamente respetuosa con el original inglés. Ello no quiere decir que en su empeño de fidelidad al texto originario haya descuidado la prosodia española. Muy al contrario su magnífica versión es el resultado de una cuidadosa adaptación que tiene en cuenta la poesía del texto origen y se contextualiza tanto sonora como culturalmente a su equivalente histórico literario del teatro barroco español del Siglo de Oro. En la compleja labor de la traducción el autor ya nos había dado muestras de su buenhacer con las espéndidas versiones del teatro de John Ford, William Congreve y Aphra Behn realizadas para la valiosa colección de la asociación de directores de escena de España.
No es tarea fácil aportar originalidad e innovación a una edición crítica sobre la obra de Shakespeare, autor que cuenta con una bibliografía ingente y variopinta, al igual que coetáneos ilustres como nuestro Miguel de Cervantes y como resultado de este hecho innegable la discriminación y la selección de literatura secundaria es una labor encomiable que precisa de sagacidad literaria, experiencia y un bagaje importante. Es en este aspecto donde el autor de la edición demuestra con creces su dominio de la materia y su finísimo sentido crítico al ofrecer al lector de manera clara y diáfana las cuestiones que desentrañan los problemas textuales, históricos, cronológicos y de autoría que plantean una obra como Eduardo III. De ello es buena muestra la discusión con la que se inicia el estudio preliminar en el que Ballesteros profundiza de manera sagaz en el canon del Cisne de Avon y en toda la controversia crítica que ha generado el concepto de autoría a lo largo de los siglos. No debemos pasar por alto de que, a pesar de que el crítico francés Roland Barthes deseara profundamente desvincular la obra del autor en los años sesenta del pasado siglo XX, la autoría tal y como la conocemos hoy en día no tenía la importancia ni las implicaciones que se le otorgó a partir del romanticismo. Aún más en el ámbito del teatro, la autoría en la época de Shakespeare no era contemplada.
Eulalia Piñero Gil
Edición de Antonio Ballesteros González.
Madrid, 2005; 256 págs
ISBN (10): 84-95576-44-9
ISBN (13): 978-84-95576-44-6