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24 directores de prestigio internacional son los protagonistas de este estudio sobre los escenarios actuales, que aúna la descripción y la reflexión personal. Son algunos “de los que, en mi opinión, con su competencia, capacidad, investigación y trabajo han realizado aportaciones al teatro en estos últimos años”, señala el profesor López Antuñano. En él recorre los estilos y los presupuestos estéticos e ideológicos de creadores tan relevantes y diversos como Krystian Lupa, Declan Donnellan, Robert Wilson, Thomas Ostermeier, Robert Lepage o Romeo Castellucci, entre otros.
El análisis espectacular sobre la labor de cada uno de estos veinticuatro nombres es el punto desde el que se valora el proceso dramaturgístico con el texto y la narratividad escénica, el diseño del espacio, el sentido de la puesta en escena, el trabajo con los actores y el estudio de los signos.
Un libro incitador y singular sobre el teatro contemporáneo que no pretende ser un canon de directores, “sino las reflexiones de un espectador que trata de ver hacia dónde y con quiénes (no todos) puede ir la escena del siglo XXI”.
Siempre he pensado que José Gabriel López Antuñano es la persona vinculada al mundo de la escena en España que más teatro ve. Para ello, no contento con ir a cualquier rincón del país desde su residencia vallisoletana, sale al extranjero con toda naturalidad. Polonia. Alemania, Inglaterra, Francia… son destinos que domina en un sencillo ejercicio de ida para ver y vuelta para meditar. Este libro es la demostración palmaria de su oficio de crítico. No de crítico apresurado y coyuntural, sino de crítico reflexivo y didáctico. Estamos, pues, ante un sólido estudio sobre la puesta en escena del presente siglo XXI.
Para ello, y para acentuar su didactismo, divide su trabajo en seis capítulos, en los que incluye a aquellos creadores que representan una de las parcelas en las que Antuñano considera que se desenvuelve la creación teatral contemporánea. Propone un “teatro de presencias reales (con fábulas y personajes)”, esto es, el más próximo a la norma aristotélica, a pesar de su evidente evolución; un teatro de “sensaciones, imágenes y símbolos”, que se abre de manera más decidida al elemento alegórico; el que se apoya en “lenguajes e hipérboles deconstruidos”, con raíces que proceden de una actualización del movimiento expresionista; el que abraza decididamente los “audiovisuales en la escena”; el de “mixtura de lenguajes”, que, como su propia denominación indica, se basa en un amplio sentido de mezcla de estilos y tonos; y, finalmente, el “teatro sin actor”, última propuesta de la creciente desnaturalización de la escena. En esas seis parcelas incluye nada menos que 24 creadores, todos ellos extranjeros, la inmensa mayoría europeos, a los que les compete la difícil tarea de definir nuevas vías en la actual creación teatral.
Cada uno de esos capítulos cuenta con una introducción en la que el autor explica con sencillez y evidencia las características de ese estilo escénico, de manera que cuando enumera montajes de los directores seleccionados, el lector conozca una base de sus principales aportaciones. Ni que decir tiene que buena parte de los lectores no frecuentamos la mayoría de los directores seleccionados. Porque, fuera de los Vassiliev, Donnellan, Wilson o Lepage, el resto no suele presentar sus montajes en España, y sólo son accesibles a través festivales o temporadas en teatros en los que son inquilinos habituales.
El método de análisis de Antuñano, por llamarlo de alguna forma, es claro y riguroso. Empieza con una pertinente biografía artística de cada director, en la que se apuntan los hechos más significativos de su vida teatral, continúa con un esquema de los principales elementos que utiliza en sus puestas en escena (visión dramatúrgica, manejo actoral, concepción del espacio escénico), para desembocar en una especie de reseña de montajes que, o han sido vistos por el autor del libro, o cuentan con abundante bibliografía crítica, o ambas cosas a la vez. Un ejemplo: en el caso del director inglés Declan Donnellan, nos informa de su trayectoria artística desde la fundación de Cheek by Jowl, su paso por diversos países y elencos, su dedicación fundamental a Shakespeare, pero no sólo a él, la constatación de lo que Antuñano llama “procedimiento de la doble capa”, como método de acercamiento a los textos que elige para su repertorio, hasta llegar al análisis de varios de sus montajes, desde la Fuenteovejuna de Sevilla 92, hasta el reciente Cuento de invierno. Todo ello sin olvidar aspectos muy significativos de su actividad teatral, como es su trabajo con el actor o la importancia que da a los espacios escénicos.
Este esquema se repite, con sabios añadidos de perspectivas específicas de los directores seleccionados. Se trata, pues, de un libro importante. Importante por dar cuenta de lo que pasa hoy en los escenario de Europa, pero importante también por fomentar un género, el de la crítica teatral, con tan escasa atención en los estudios escénicos españoles. La monografía se complementa con una oportuna selección de fotos de muchos de los montajes citados, más una amplia bibliografía que demuestra que la aportación de Antuñano no es sólo producto de una fina sensibilidad de observador, sino de un estudioso del teatro que se documenta ante la circunstancia de hacer historia de un hecho tan efímero como el arte escénico.
César Oliva
Madrid, 2016. 464 págs.
ISBN: 978-84-92639-91-5