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A partir de la sublevación del 22 de junio de 1866 contra el gobierno de O’Donnell, Domingo Miras nos ofrece un relato grotesco y trágico de la España decimonónica, sustentado en un profundo verismo histórico. Por su parte, Fernando Fernán-Gómez se sirve de un lance como el asesinato de los Médicis para reflexionar sobre la identidad moral y la disyuntiva entre conciencia individual y dogma de fe.
En ocasiones, parecería que los premios teatrales sigan ciclos semejantes a los de la recolección de la uva y la producción vinícola. Cosechas discretas o simplemente aceptables se alternan en temporadas siguientes con títulos de aromas amplios y complejos sabores. La colección que están realizando las Publicaciones de la ADE con las obras galardonadas en el Premio Lope de Vega es un buen cauce para apreciar estas sutiles evoluciones de la creación literario-dramática española y degustar algunos de sus mejores varietales. La de 1974, a la que corresponden las dos obras que integran este volumen que hace ya el número trece de la serie, fue sin duda una añada de resultados excelentes, en consonancia con otras obtenidas en los principios de aquella década.
Domingo Miras, que ya había sido accésit del certamen en 1972 con Fedra, alcanzó su consagración como autor dramático al ganarlo ese año con De San Pascual a San Gil, una obra de carácter “histórico” impregnada de la fuerte fragancia del esperpento valle-inclaniano. Su argumento se centra en la corte de Isabel II, la camarilla gobernada por Sor Patrocinio y el Padre Antonio María Claret, y la sublevación del cuartel de San Gil contra el gobierno de O’Donnell en 1866, que concluyó con una sangrienta represión. La débil y caprichosa voluntad de la “reina castiza”, dibujada con tintes grotescos, se bambolea entre las retrógradas influencias clericales y los vientos, “demócratas” o autoritarios, que le soplan sus ministros y generales. Mientras, el pueblo, cuya voz aparece representada especialmente por la figura de Perico el Ciego, es el protagonista pasivo y termina convertido en la víctima de tanta intriga política y palaciega.
Con una gran calidad literaria del lenguaje, que alterna diversos registros, desde el retórico y eclesial hasta el coloquial y sainetero, y el uso de recursos farsescos, costumbristas e incluso brechtianos y musicales, Miras dibuja un fresco de enorme riqueza expresiva en cuyo asunto no es difícil rastrear las equivalencias con el retrato sociopolítico de la España de las postrimerías del franquismo. Vista con la perspectiva del tiempo, puede decirse que De San Pascual a San Gil constituye uno de los mejores títulos de la creación literario-dramática de Domingo Miras, cuyos estrenos por otra parte no se han prodigado tanto como habría sido deseable.
También la Historia, situada esta vez en la Florencia del Renacimiento, sirvió a Fernando Fernán-Gómez para escribir La coartada. Principalmente conocido como actor y director, tanto teatral como cinematográfico, Fernán-Gómez había realizado ya algunas incursiones en el plano literariodramático, aunque su éxito en este campo le llegaría tras el estreno de Las bicicletas son para el verano, obra con la que ganó el Premio Lope de Vega en 1977. La coartada, que consiguió el accésit del certamen en el 74, se inspiraba en el atentado contra Giuliano y Lorenzo de Medicis, conocido como “la conjura de los Pazzi”, que segó la vida del primero y marcó definitivamente el rumbo del ducado florentino. Fernán-Gómez adopta como protagonista de su obra al autor material del asesinato, el joven clérigo Maffei, responsable casi fortuito ante la negativa del sicario Montesecco a empuñar el arma dentro de una iglesia. La trama, que adopta cierto estilo de thriller cinematográfico, se estructura con múltiples saltos adelante y atrás en su desarrollo cronológico, a partir de los recuerdos de Maffei, quien busca desesperadamente en su memoria una coartada para su acción. Pero ésta no tiene como objetivo su inocencia legal, sino la íntima exculpación de sí mismo, la necesidad de convencerse de no haber sido más que el instrumento de una fuerza ajena, superior. La obra se convierte así en un drama de conciencia, o más bien de conciencias, las de los dos asesinos: el profesional que no se atreve a cometer el crimen y el “inocente” que sí lo hace. Y consigue con ello imbuirse de un cierto espíritu existencialista.
Andrés Amorós en esta edición explora, con su habitual minuciosidad y agudeza, las características de las obras y las sitúa en el contexto político y teatral en el que fueron escritas, al tiempo que da cumplida cuenta de las trayectorias de sus autores. Su estudio recopila una rica documentación sobre los numerosos referentes históricos y literarios de los que se nutren tanto la farsa de Miras -entre los que destacan Valle-Inclán y Galdós-, como el drama de Fernán-Gómez. Especialmente clarificador y didáctico resulta su análisis de los componentes temáticos y formales de ambos textos, de estilo, factura e intencionalidad diversos, y lo complementa con algunas de las valoraciones con las que la crítica acogió los respectivos estrenos.
Federico Martínez Moll
Edición de Andrés Amorós.
Madrid 2008; 210 pgs
ISBN: 978-84-95576-88-0
Con el patrocinio del Área de Gobierno de las Artes.